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lunes, 9 de enero de 2012

TOMADO DEL PERIOCICO EL TIEMPO

Aunque Hidroituango dará 35 mil millones en regalías población de la zona se lamentan por su tierra.

Son los últimos pasos que da sobre el puente que hace parte de su vida. No oculta la melancolía de saber que éste desaparecerá. 
En seis meses la estructura con más de 50 años, conocida como Pescadero, será demolida para comenzar a inundar con 2.700 millones de metros cúbicos de agua la cuenca del Cauca donde estará la represa de Ituango. 
Sin mucha mesura, Lucía Henao pone su pie izquierdo sobre una de las tres barras oxidadas que sirven de apoyo para quienes caminan por aquel viejo puente que une al valle de Toledo con Ituango.
Sus manos agarran fuerte la baranda y, en un pestañear, con un movimiento sutil del torso, la tímida mujer de 19 años de edad sube al pasamano de cinco centímetros de ancho.
Con cautela comienza a caminar.  Con el río Cauca bajo sus pies, y ante los ojos de su madre, tan acostumbrada a la maniobra como los soldados que vigilan la estructura, Lucía reta a la muerte en un juego peligroso.
"Me tendré que ir con mi familia y aún no sé para dónde", afirma.  Ella lo dice con la misma incertidumbre de 167.873 habitantes del norte y occidente del departamento a quienes la vida ya les comenzó a cambiar con la construcción de Hidroituango, como se ha denominado al megaproyecto de 3.049 millones de dólares que inició su desarrollo con la apertura y pavimentación de 60 kilómetros de carreteras. 
Pueblo de foráneos
La obra ha traído consigo a más de mil foráneos, entre obreros e ingenieros, a la zona donde convergen los municipios de San Andrés de Cuerquia, Toledo, Ituango, Briceño, Yarumal, Valdivia, Peque, Buriticá, Sabanalarga, Liborina, Olaya y Santa Fe de Antioquia. 
"Son apuestos, amables y siempre están hablando por celulares", afirma Amparo Herrera, quien sonríe con inocencia al decir que algunos tienen acento de extranjeros y que su presencia cambió la cotidianidad de Valle de Toledo, el humilde corregimiento que por la cercanía al proyecto es el centro de operaciones de la megaobra. 
Allí, ahora los días transcurren en medio del ruido de maquinaria pesada y volquetas.
El clima tropical hace sudar copiosamente a los obreros, que suelen llevar sus cascos puestos y metros en la cintura. 
La vía principal de Valle de Toledo es la única carretera pavimentada entre muchos kilómetros de trocha en toda la región.
Esta y las otras tres calles paralelas, que solían ser transitadas únicamente por mulas, ahora soportan el paso de camperos 4 X 4 último modelo que llegaron para transportar ingenieros, supervisores y funcionarios.
Otra muestra de ese desarrollo son los tres hoteles construidos durante el último año y que eran impensados por Amparo. La mujer incluso, recuerda que ni los aires acondicionados que hoy se ven en los edificios de cuatro pisos se conocían en la población. 
Recuerda con nostalgia que la cruda violencia entre guerrilla y paramilitares se llevó a los pocos nativos del Valle. "Hasta hace dos años solo éramos unas 15 familias", dice.
Hoy, Miguel Mejía rememora que no es el único que regresó. Explica que muchos de sus paisanos "volvieron motivados porque ya se empezó a ver la plata". 
Y se atreve a decir que "otros llegaron a vivir para montar negocios y conseguir dinero de cuenta de los ingenieros residentes".
La más grande hidroeléctrica
Hidroituango, ubicada a unos 170 kilómetros de Medellín, generará tres veces más de energía que Porce III.  Su presa tendrá 225 metros de altura y 20 millones de metros cúbicos de volumen.
Además, el proyecto contará con una central subterránea de 2.400 megavatios de capacidad instalada y 13.930 megavatios hora de energía media anual. 
Para su construcción, es necesario que los ingenieros desvíen el río Cauca en esa zona del noroccidente antioqueño. 
Esa intervención la realizarán por medio de dos túneles que se taponarán una vez construida la presa. Para este fin, también se tendrán cinco compuertas para controlar el llenado del embalse que soportará un caudal de 21 metros cúbicos por segundo. 
La obra contará además en el exterior, con una subestación principal y un túnel de acceso a la casa de máquinas, así como otro de ventilación, vías de acceso y unos tres campamentos para ingenieros y operarios. 
Megaproyecto versus  la minería artesanal  
Las directivas de la hidroeléctrica, un proyecto del cual son socios el Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA) y Empresas Públicas de Medellín (EPM) son conscientes del impacto social que están generando: las 182 familias que ocupan predios de influencia de la obra tendrán que dejar sus viviendas y deberán ser reubicadas. 
Para ellos, explica Luis Javier Pérez, gerente del proyecto, ya tienen un plan de resarcimiento y 44 familias actualmente reciben una compensación económica de 745 mil pesos mensuales. 
"Debemos restituirles su hábitat, su medio de subsistencia y el tejido social", enfatiza el directivo.
En medio de la espesa vegetación pululan las vallas que indican que los terrenos son propiedad de Hidroituango.
Pero ni los avisos, ni los militares, que en un número cercano a los 1.500 ha dispuesto para la zona el Ejército, han impedido que personas de otras regiones se asienten en los predios de la obra para buscar indemnización.
La mayoría se hacen pasar como mineros y son parte del censo que registra 1.042 personas dedicadas a esta actividad. Muchos no recibirán compensación económica. 
Directivas y autoridades investigan minuciosamente y por ahora hablan de unos 18 núcleos familiares identificados como 'avivatos'. 
"Uno los ve en el río dizque 'barequiando', pero no saben ni usar los elementos. Es gente que no es de por aquí", afirma Marta Henao, una minera de 50 años beneficiada por el proyecto.
Tanto ella como Marta Flórez, quien de los 44 años de vida que tiene ha dedicado 25 a la minería, creen que el dinero que están recibiendo no compensa los 700 mil pesos que ganan semanalmente sacando oro del río.
Junto a su esposo, construyeron su hogar a orillas en la vereda La Mote, a dos kilómetros de Ituango. "Mi marido, mis 10 hijos y yo respiramos minería", apunta con un reflejo de angustia al saber que los nuevos dueños del predio les ordenaron irse. 

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